Artista: Otis (Manizales).
Ubicación: Calle 4 con carrera 12 A. Este mural fue borrado,
Técnica: Vinilo y aerosol.
Edición: Comunidad: Común felicidad. (2017)
Este mural fue borrado pocos meses después de su realización. Lo que era un lote baldío paso a convertirse en un parqueadero público, los administradores del lugar decidieron pintar de blanco toda la obra, sin reparos y con completa apropiación del espacio, seguramente sin conocer, y ni siquiera vislumbrar las múltiples afecciones que un mural despierta en quien lo ve diariamente o en quienes están detrás de su realización. Y está bien, son las reglas de la calle, la belleza de lo efímero, desde hoy solo existirá en este mapeo de memorias.
Los muros borrados
La ciudad es un animal que cambia de piel constantemente. Siempre tiene una obra, una construcción, una vía que nace, mientras que otras aceptan el ocaso de su existencia. Su carácter tiene la sensualidad de lo efímero, de saber que todo lo que se encuentra presente hoy, mañana puede dejar de existir y pasar de lo sólido a lo alquímico del recuerdo. Es y deberá ser un principio del arte urbano.
Cada intervención artística realizada en lugares públicos se expone a una transformación constante. Su existencia depende del balance de las fuerzas que lo rodean. Mientras las obras existen, su sola presencia se erige como un espacio de encuentro afectivo, donde confluyen las energías de los creadores y de los que se reúnen en el lugar para apreciarlas, convirtiéndose en un lugar de referencia, de encuentro con los otros y de memoria. Cuando estas obras se destruyen, interrumpen el latir que congregaba, es como si apagaran el fuego, y así, cortaran los lazos afectivos. Además, al transformar o destruir la obra, convierten al lugar en un espacio impersonal, de tránsito, plano, que ya no obedece al sentir de los habitantes, ni de la comunidad.
Dejar una respuesta